Segundos de posesión. El fin de una etapa de forma incoherente (CB Puigfred. 2001-2002)

Artículo publicado el 17 de febrero de 2023

La segunda parte de la temporada 2001-2002 correspondería a mi segundo y último año en el CB Puigfred, un proyecto que empezó muy bien pero que una serie de situaciones le convirtieron en un proyecto perdido en el tiempo, pero empecemos por el principio. 

En la temporada anterior hablábamos de una persona a la que llamé “cabeza loca”, no de forma despectiva sino de manera descriptiva ya que sus acciones eran de forma impetuosa, no reflexivas y sobre todo nada respetuosas, tanto en el fondo como en las formas. La situación se había tensado al hacerse esa persona con el control de la junta directiva y por defecto del club. Un club, que seguía sin responsable deportivo pese al acoso de esa persona hacia mí en este sentido, y que en el anterior artículo ya expliqué un poco cómo fue, pero que seguía insistiendo casi cada semana y evidentemente la relación entre ella y yo se fue rompiendo a la misma velocidad que su insistencia. Ella se enfadaba porque no hacía lo que ella quería y empezaba a cansarme de la situación. En fin, un drama. 

En el plano deportivo, se renovó el equipo con varias altas, especialmente de jugadores fuertes físicamente, y no se hizo mals temporada pero pagamos la gran factura de los entrenamientos con muy pocos jugadores, especialmente por trabajo, y eso se convirtió en una constante esa temporada, con las consecuencias correspondientes. Además, vivimos lesiones graves, el maldito cruzado anterior, y de algunas lesiones no tan grave pero incómodas por el jugador y especialmente por el entrenador cuando los jugadores que se lesionan forman parte de los que siempre venían a entrenar. 

Ese año voy a volver a sufrir la desesperanza de un entrenador de categoría senior de un club de barrio, donde todo el mundo paga por jugar y donde no puedes obligar a nadie a venir a entrenar porque no tienes el derecho moral a hacerlo. Aprendí a convencer, a compartir ilusión y sobre todo a ser lo más sincero con los jugadores, y lo hice de la forma más convincente que pude/supe para conseguir una temporada provechosa con todos. La temporada anterior tuvo un problema con un jugador, que quizás no supe gestionarlo del todo bien, a pesar de que sigo pensando, más de 20 años después, que tenía yo razón pero que debería haberlo gestionado mejor. Y ese año fue un excelente año para acumular experiencias en este sentido y de hecho, me ayudó mucho a progresar en la gestión de los grupos. 

La temporada, con los trasiegos comentados anteriormente, funcionaría bien ya que era un gran grupo humano, con lo que sobre todo, me reí mucho, porque se creó un vínculo importante con la gran mayoría de ellas, de hecho con algunos de ellos había coincidido como jugadores en pista, tanto como compañero como rival. Y llegaría el final de la temporada, y se abrieron las puertas del infierno, si me permite la licencia literaria. 

Imagen del Polideportivo de Montigalà, sede de las dos temporadas en el CB Puigfred / Fotografía: Ayuntamiento de Badalona

La vida te guarda siempre sorpresas, de agradables y desagradables, y la situación en ese club nos hizo reencontrarnos con los hermanos Tricas, Jordi y Quique, después de la quiebra del proyecto en el club Femení Santa Coloma, donde ellos trabajaron mucho para consolidarlo y que finalmente decidieron liquidar el club. No recuerdo si era Jordi o Quique era el entrenador, pero uno de los dos dirigía un proyecto llamado Sicilia Pan, con grandes jugadores como los hermanos Torres, Gonzalo Fernández o un joven Ivan Faure, actualmente entrenador líder de Copa Catalunya femenina, y que llegarían al club para unirse como equipo. 

"Ese año voy a volver a sufrir la desesperanza de un entrenador de categoría senior de un club de barrio, donde todo el mundo paga por jugar y donde no puedes obligar a nadie a venir a entrenar porque no tienes el derecho moral a hacerlo .Aprendí a convencer, a compatir ilusión y sobre todo a ser el más sincero con los jugadores, y lo hice de la manera más convincente que pude / supe para hacer una temporada provechosa con todos

Tanto en Sergio (López) como a mí, los dos responsables accidentales deportivos nos sorprendió aquello, no evidentemente por la llegada del nuevo equipo, sino por que nadie nos comentara nada, ya que el club o aquella persona insistente, quería que estuviéramos uno o ambos, de responsables deportivos “oficiales”. 

La idea era fusionar a los dos equipos y hacer un equipo potente, capaz de luchar por el ascenso, y la propuesta sería que yo lo entrenase. Sobre el papel estaba bien y llegaría el día "H" donde todo explotó. Aquel día, después de conversaciones a tres bandas, parecía que el proyecto inicial era el bueno, y de hecho, ya se había hablado de la plantilla que quedaría, haciendo un “A” y un “B”, e insisto, todo el mundo incluso los jugadores, estaban de acuerdo. Pues en aquella reunión, con los componentes de ambos equipos fue una “flipada” porque la “cabeza loca” decidió cambiar públicamente lo pactado, no antes sin haber expandido rumores contrarios y perjudiciales para los jugadores, tal y como, posteriormente lo hablé con ellos individualmente, o supuestamente yo había decidido expulsarles del club cuando la realidad era que ningún jugador quedaba fuera de la disciplina del CB Puigfred. No contenta con esto, me desautoriza ante los asistentes diciendo que no cree que sea el entrenador ideal para el equipo (previamente pactado con ella) y que van a buscar otro. 

Y esa fue su venganza por no ser servil y decirle que sí a todo, y perfecto para mí, porque me dio un motivo claro, si es que ya no lo tenía, para irme del club y perder de vista a esta persona tan dañina, tanto a nivel personal como a nivel deportivo. Eso si, allí mismo, di dos semanas para que normalizaran la situación del entrenador de mi equipo. 

En el momento de la despedida, el resto de junta directiva me insistieron en que no me marchara pero la decisión ya estaba tomada y curiosamente, dos semanas más tarde volveríamos a encontrarnos en el Polideportivo de Montigalà, ya que uno de los preminis del APADA Sagrat Cor había sido invitado al torneo de final de temporada del CB Puigred, donde evidentemente di el ok a la invitación, porque los niños no tenían la culpa de la mala gestión del club hacia mi persona. 

Allí, donde me pasé en calidad de Director Técnico de APADA Sagrat Cor, viví la última de las tonterías de la “cabeza loca”, y es que ante todo el mundo me pidió que volviera, y al negarme, me dijo que no entendía de baloncesto. Puede que no entienda de baloncesto, ni he entendido nunca, pero lo que si entendí y cada vez que he entendido más y he intentado poner en práctica es el valor de las personas, que son las que hacen mayor el deporte. Esa persona quiso enfrentarme con los hermanos Tricas, con sus jugadores, e incluso con mis propios jugadores, pero esto no pasaría porque lo más importante es darle el valor a las personas, y en eso, lo siento, pero si que entiendo, y honestamente creo que bastante, y mis ex-jugadoras y ex-jugadoras podrán dar fe de eso. 

Era el fin de una etapa en un club con mucho potencial, “quemado” por la mala gestión y egocentrismo de una persona. El club tendría pocas temporadas más de recorrido, y la verdad es que fue una lástima, porque el barrio necesitaba un club de baloncesto fuerte. 

Mi reflexión deportiva personal fue darme tiempo para volver a entrenar a séniors. No me convencía la categoría, ya que me tiraba más la enseñanza en categorías de formación y ciertamente pasarían 7 temporadas para que esto volviera a ocurrir. 

David Parra


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