Segundos de posesión. El inicio hace 35 años.... (IB Mixto III)

Artículo publicado el 1 de septiembre de 2022

Una vez asumido que mi etapa en los banquillos ha finalizado "para siempre", quisiera no hacer unas "memorias" pero si dar la posibilidad de recordar y compartir mi trayectoria durante 35 años en el mundo de los banquillos y quizás en el mundo del baloncesto en general. 

Desde este blog personal en www.territoribc.com quisiera, y desde el rincón de la humildad, expresar mis vivencias en este gran mundo del baloncesto, sólo con el objetivo de compartir. Contaré historias y sobre todo información sobre mí, que muy poca gente sabe, para dar a la historia ese vestido de realidad que quiero que perciba quien lo lea.

En este camino, me he encontrado cosas bonitas y feas, y mucha gente bonita y alguna muy fea pero este “experimento” no trata de “cobrar facturas” sino de, como he dicho antes, de compartir, por tanto, me evitaré en según qué casos nombrar personalmente en tramos de la historia y tampoco entrar en detalles escabrosos y si en la mejor de las lecturas que pueda hacerse. 

Y para quien le guste la música, en especial de los años 80, una curiosidad. Empecé a entrenar en el momento que el vídeo musical del hit de Rick Astley “ Never Gonna Give You Up“ se hacía viral en el mundo y lo sé por qué el bueno de Rick ha recreado este mismo vídeo 35 años después. Justo “nuestros” 35 años, los de Rick Astley y los míos.

Como bien expliqué en la entrevista publicada en El Mirall, en mis inicios como jugador, con 8 añitos, tuve algunas experiencias traumáticas con mis entrenadores que decidieron dejar de jugar. Recuerdo el momento de decirle a mi padre, al final de temporada, con tan corta edad, que no quería seguir jugando porque no me divertía. Y la realidad es que los métodos de entrenamiento eran poco didácticos. Digamos que ubicar a un niño contra una pared y pasarle la pelota con la fuerza de un adulto, con el objetivo de que cogiera la pelota o le reventara la cara contra la pared, para mí, no era una buena forma de enseñó el baloncesto, y aquello se quedó dentro de mi mente y de mi corazón. 

Sin querer entrar en detalles insuficientes, volví a jugar a infantil en mi colegio, en ADE Fuster en mi último curso, en 8º. de EGB (lo sé, suena muy antiguo, pero es que yo soy antiguo) y seguí jugando, donde continuaría los estudios, haciendo BUP, en el IB Mixto III antiguo, donde ahora está la Escuela de Adultos.

La pista de baloncesto del IB Mixto III en su estado actual, diferente en la década dels 80-90 / Fotografia: agora.xtec.cat

Una nueva etapa en mi vida que tendría muchos condicionados, puesto que por primera vez abandonaba mi entorno cómodo habitual y en clave de baloncesto, jugaría en uno de los dos cadetes que se harían en el instituto, con la curiosidad de que mis compañeros de clase estaban en el segundo cadete y no tenían entrenador, así que entre todos me pidieron que les entrenase yo. Supongo que dije que si porque me gustaba, me apasionaba, el baloncesto, no quería dejar “colgados” a mis “compis” y tenía en mente la experiencia ingrata con mis ex-entrenadores a premini, y quería aprender de eso.

"Desde este blog personal en www.territoribc.com quisiera, y desde el rincón de la humildad, expresar mis vivencias en este gran mundo del baloncesto, sólo con el objetivo de compartir. Contaré historias y sobre todo información sobre mí, que muy poca gente sabe, para dar a la historia ese vestido de realidad que quiero que perciba quien lo lea"

Dicho y hecho, mi primera experiencia en los banquillos no fue de segundo sino de primero en un equipo cadete de la misma edad y compañeros de clase, no se podía empezar más fuerte. No fue fácil, la confianza, la misma edad y mi inexperiencia como gestor de grupos y escasos conocimientos basquetbolísticos, fueron duros pero que me ayudaron a querer informarme (en una época que aún no existía internet, lo que hacía doblemente importante el esfuerzo) y en consecuencia, empecé a entender la importancia de la formación del entrenador.

Poco a poco, conseguí, bajo la batuta del respeto y la justicia con todos los jugadores, hacerles entender que yo era el entrenador y por una buena convivencia debían respetarme y hacerme caso, por mucho que en clase dijera burradas como ellos. Y así fue durante dos temporadas, hasta que se trasladó el instituto a su nueva y actual ubicación, IB Torrent de Les Bruixes, cuando, y ahí fue la primera de mis “lanzadas a la piscina” en organizaciones, al no haber ningún padre para hacerse responsable del baloncesto, me ofrecí a serlo, y después de discusiones con el AMPA, me salí con la mía. No sólo tenía que pagar la novatada como entrenador inexperto sino también como coordinador temprano de 4 equipos (3 masculinos y 1 femenino) en el instituto, pero no fue fácil pero tampoco hace ser difícil: jugábamos al poco que quedaba de Liga Escolar, unificada con Badalona, y no nos hacían caso los clubs colomenses y por tanto no habían interferencias en “fichajes” por lo que los equipos estaban formados por jugadores y jugadoras exclusivamente alumnos del IB Mixto III y permitían dar una estabilidad a los equipos.

Esto me permitió ir creciendo en responsabilidades y maneras de poder afrontar los problemas que surgían de forma espontánea, poco a poco, todo en período de formación. También me permitió empezar a conocer y relacionarme con el Ayuntamiento, en especial con el Instituto Municipal de Deportes, al ser el responsable de gestiones federativas del IB Mixto III, y con otros clubes o entidades deportivas, mediante sus responsables. También me permitió ganarme la confianza del AMPA, que a pesar de encontrarme con algún padre que no le parecía bien lo que hacíamos pero él no se levantaba de su silla para ayudar o expulsarnos de la pista (más tarde descubriría que esto es una constante en el ser humano).

Como entrenador seguí entrenando en la categoría cadete, durante los dos años siguientes, a los chicos que llegaban al instituto, que hacían primero y después segundo de BUP. Era un grupo con bastante talento pero uno por los indisciplinados, y eso sería una prueba más para mi aprendizaje como entrenador y donde voy a empezar a descubrir la afición de algunos padres a intentar influir en los entrenadores, lo que agradecí.

El fin del ciclo escolar y la marcha a hacer "la Mili" obligatoria, no me quitaron las ganas de seguir conociendo este nuevo mundo, donde me sentía fuerte para poder aportar cosas, y donde empezaba a entender que enseñar baloncesto era cosa mía. Las ganas de conocer y las ganas de aportar sabía que me llevarían al siguiente capítulo.....

David Parra


 
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