Núria Fonts. El error como maestro

Artículo publicado el 29 de enero de 2022

Tercer artículo de la colaboradora de www.territoribc.com, Núria Fonts

Para la filosofía el error es la equivocación en el acto y todo juicio o valoración que contraviene el criterio que se reconoce como válido. 

Si como sociedad interpretáramos el error de otra manera, en vez de hacer una valoración negativa quizá haríamos una positiva, o digamos, útil. Pongo esta afirmación sobre la mesa por dos razones:

El error implica que he actuado. Actuando cambiamos el mundo en el que vivimos. A veces no somos del todo conscientes de cómo nuestros actos provocan reacciones que nos afectan no sólo a nosotros, sino también a otras personas. Pero ¿no creeis que también afecta a los demás ya nosotros mismos lo que no hacemos? No realizar aquella llamada a la persona adecuada para conseguir un trabajo puede cambiar las cosas, ¿no lo encontrais así? Por tanto, no hacer, también puede convertirse en un error. 

Os pondré otro ejemplo de baloncesto. Si una jugadora o un jugador durante un partido no quiere recibir la pelota porque se siente inseguro/a y se esconde, quizás no cometerá ningún error aparentemente, no obstante podríamos llegar a interpretar su comportamiento como erróneo? Yo diría que sí.

En coaching decimos que el cliente debe hacer lo que se ha propuesto hacer en la sesión en los días posteriores a la misma y antes de la siguiente, para que acometer los siguientes pasos le acerquen cada vez más a su objetivo. Si no hace nada, ¿creeis que se puede producir algún cambio? Actuar es ponerse en el campo de prueba y nos permite aprender. Si el cliente vuelve a la sesión y no ha hecho nada de lo propuesto estaremos en el mismo punto que nos encontrábamos el último día y pensará que no avanza. 

Por tanto, no hacer algo se puede considerar un error, lo hemos visto con el ejemplo del jugador/a de baloncesto o con la llamada, sin embargo este tipo de error, error por omisión podríamos decir, no nos enseña gran cosa, porque de lo que aprendemos es de la práctica. ¿Cree que la jugadora de baloncesto que se esconde puede aprender algo provechoso de no participar en el juego?

En segundo lugar, está la interpretación. Y este punto es lo más importante una vez tenemos claro que debemos actuar a pesar de que podamos equivocarnos porque es la manera de poder aprender. Tanto hacer algo como la contraria puede convertirse en un error pero lo que cambia es lo que me digo a mí misma cuando esto ocurre. ¿Cómo creeis que puede cambiar el impacto que tiene el error en mí si cuando lo cometo me digo lo siguiente?: 

  • "Soy una fracasada", "no sirvo", "siempre la cago", "nunca llegaré a ninguna parte"

Fotografia: 20 minutos

Y cómo creeis que impactaría el error si cuando lo cometo me hago preguntas como estas: 

  • "¿Cuáles son las posibles causas que me han llevado a cometer ese error?"
  • "¿Qué puedo hacer diferente la próxima vez?"
  • "¿Qué debo mejorar?"
  • "¿Qué he aprendido?"
  • "¿Qué he hecho bien y tengo que seguir haciendo?"

Os pongo otro ejemplo para que lo ve más claro: Fallar una canasta crucial. 

Si el discurso que me digo a mí misma es que soy un desastre, ¿ves probable que la próxima vez que me vuelva a encontrar en la misma situación me salga mejor?.

Aún os diré más, ¿ves probable que en la próxima jugada, por fácil que sea, acierte? O incluso si acierto, me diré "Claro, sólo sirvo para las fáciles".

"En segundo lugar, está la interpretación. Y este punto es lo más importante una vez tenemos claro que debemos actuar a pesar de que podamos equivocarnos porque es la manera de poder aprender. Tanto hacer algo como la contraria puede convertirse en un error pero lo que cambia es lo que me digo a mí misma cuando esto ocurre. ¿Cómo creeis que puede cambiar el impacto que tiene el error en mí si cuando lo cometo me digo lo siguiente?"

En cambio, como creeis que nos puede afectar el error si después de cometerlo entrenamos nuestra mente para no castigarse a sí misma y porque cuando tengamos un rato de descanso, al minuto, en el descanso o en casa después del partido ¿dedicamos un rato a hacer una reflexión? Os pongo otro ejemplo de las preguntas que puedo hacerme y las posibles respuestas: 

¿Cuáles son las causas de mi error? 

  • No he bombeado suficiente la pelota
  • Me ha faltado equilibrio corporal
  • No he encarado bien el aro
  • Me sentía nervioso
  • He dudado mientras hacía la jugada
  • Me ha dado miedo recibir un tapón
  • Siento que el entrenador no me apoya
  • Tengo un conflicto con un compañero del equipo
  • Etc.

¿Es realmente tan grave lo que ha pasado? Relativizar, poned en perspectiva las consecuencias 

  • ¿Qué he aprendido y que puedo hacer diferente?

¡Ver qué alternativas posibles tengo a lo que he hecho y entrenarlas! Si se trata de qué no bombeo la pelota puedo pedir a mi entrenador trabajar más ese aspecto de mi juego, o incluso trabajarlo con un entrenador particular. Si se trata de inseguridad tendré que acudir a un entrenador emocional para encontrar mis recursos y entrenar mis fortalezas

Las mentes más entrenadas van ya con estas lecciones aprendidas, y cuando cometen un error, piensan bien. Olvidan al instante porque ya están concentrados en la siguiente jugada. Aplican automáticamente los aprendizajes en la mayoría de las situaciones que se dan durante el juego. 

Lo que quiero transmitir es que cuando actuamos y comentamos un error este es un magnífico maestro si está dispuesto a aprender de él. Debemos permitir que nos enseñe, ya que la solución pasa muchas veces por nuestras manos, ¡pero no vamos en la dirección correcta para conseguirla! Nos bloqueamos con el autocastigo y empezamos a ver como por un pequeño agujero. Haced la prueba y tomad una cartulina, haced un agujerito y mirad a través de él. ¿Cómo describis ahora vuestra visión del mundo? Reducida, ¿quizá?

¿Qué puede hacer el entrenador/a para ayudar al jugador/a? 

Ante todo hacer el mismo ejercicio que el jugador/a, los ejemplos que he puesto se pueden aplicar perfectamente a la faceta de entrenador/a. Hacernos preguntas en vez de flagelarnos con la interpretación que hacemos de la situación. Un entrenador/a que tenga bien trabajado el concepto del error y entienda al gran maestro que es para crecer, podrá acompañar mejor a sus jugadores/as.

Luego no "machacar" la autoestima de tu jugador o jugadora, que ya de por si está "tocada". Si un/a jugador/a ha pensado que no ha estado a la altura de las circunstancias en la jugada x, le está ayudando diciéndole que no llegará nunca a ninguna parte y que aquella es la demostración palpable porque siempre falla cuando más se ¿lo necesita? 

Quizás estamos proyectando nuestra propia frustración e impotencia a nuestro jugador en ese momento y sin embargo hay otras opciones más rentables que podemos explorar. Como por ejemplo: Animar más que nunca a aquel jugador/a, recordándole sus cualidades, que tanto valoramos, y que tanto necesita tener disponibles para seguir rindiendo bien. Tanto él, como el equipo las necesita. Y después del partido podemos acompañarle a reflexionar con las preguntas que os ofrecía más arriba.

No es fácil eso de hacernos preguntas, no tenemos el hábito, y en general preferimos vivir en un mundo de certezas cuestionables, pero que nos hacen sentir estables y seguros. Errar forma parte de la vida, deberíamos verlo con naturalidad. El mejor tirador de triples de la NBA tiene un 40% de aciertos desde esta distancia, por tanto tiene un porcentaje de error del 60%. El propio Michael Jordan tiene una frase muy famosa que dice: "He fallado más de 9.000 lanzamientos en mi carrera, he perdido más de 300 partidos, en 26 ocasiones confiaron en mí el lanzamiento ganador y lo fallé, he fracasado una y otra vez en mi vida, y es por eso que he tenido éxito". 

En consecuencia la clave para ser tu mejor versión no está en no cometer errores, está en cómo los gestiones.

Por último os pondré otro ejemplo: los famosos post-it, que hoy en día están en todas las oficinas e incluso en nuestras casas, son fruto de un experimento fallido en busca de una súper goma de pegar. De resultado del experimento en vez de salir un pegamento muy fuerte salió uno muy débil. El científico podría haber pensado que era un desastre y no haber aprendido nada, pero en su lugar buscó posibles aplicaciones (soluciones) a ese descubrimiento. No es necesario que os cuente el resto. 

Yo sólo abro la puerta a nuevas perspectivas desde mi experiencia como jugadora y ahora como coach. 

Como siempre esperando que os sirvan.

¡Hasta otra! 

Núria Fonts Mateo Entrenadora Emocional y ex-Jugadora de Baloncesto

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