Los niños y las redes sociales: qué peligros existen

Artículo publicado el 31 de marzo de 2023 

Artículo de Thady Carabaño publicado en mejorconsalud.com en octubre de 2022.

Los niños del siglo XXI conviven con una realidad que seguramente no vivieron sus padres ni sus abuelos: las redes sociales. Aunque estas comunidades no están diseñadas para menores de 13 años, es cada vez más frecuente que la interacción entre los niños y las redes sociales. 

Los niños no siempre están preparados ni están adecuadamente supervisados cuando entran en internet y comienzan a relacionarse con otras personas a través de las redes sociales. Hay peligros cuando los niños y las redes sociales comienzan su relación. Peligros que pueden dañar su desarrollo sano y su felicidad en múltiples sentidos. Ante esto, a los padres nos corresponde estar atentos. 

La indiferencia de los padres frente a los niños y las redes sociales

Mientras actualmente la relación entre los niños y las redes sociales es una realidad en crecimiento, son muchos los padres que no supervisan los contenidos que sus hijos manejan en internet. A veces ni siquiera saben cómo funcionan las redes sociales, no las utilizan, ni establecen normas para que sus hijos las utilicen. 

Las redes sociales no están concebidas para niños menores de 13 años; incluso para ingresar a algunas es necesario ser mayor. De hecho, para abrir una cuenta solicitan una dirección de correo electrónico que igualmente sólo puede ser abierta si se cuenta con al menos la citada edad. 

Así que los niños falsean su identidad por tener una dirección de correo electrónico y para abrir una cuenta en cualquiera de las redes sociales más populares. Y lo más preocupante: los padres lo permiten, lo alientan y después no lo supervisan. 

Los peligros de los niños y las redes sociales 

Los peligros de los niños y las redes sociales Cuando comienza la relación de los niños y las redes sociales, sin que sus padres hayan establecido unas normas básicas para su uso y protección, se exponen a serios peligros. Lo más benigno puede que pierdan la concentración para los estudios porque están conectados a las redes sociales. 

Sin embargo, hay mayores peligros. Pueden ser víctimas desde otros niños agresivos o abusivos, o peor aún, de adultos que los engañan y manipulan con propósitos muy oscuros. Para entender la magnitud del peligro, presentamos alguna de las situaciones más alarmantes a las que se pueden enfrentar nuestros hijos. 

Adicción 

Las redes sociales refuerzan valores como la fama y la popularidad. El niño puede hacerse adicto a acumular “me gusta” de amigos y desconocidos. No puede vivir sin mirar a las redes sociales ni un segundo. 

El niño adicto a las redes sociales no sólo pierde su privacidad porque quiere registrarse cada momento para hacerlo público. Además comienza a preferir y privilegiar las relaciones virtuales, sobre las relaciones cara a cara con niños de su edad. Esto puede llevarlo a aislarse. 

Fotografia: El Periódico.com

En las redes sociales circulan masivamente mensajes de odio, intolerancia y llamamientos a la violencia contra una persona o contra grupos de personas. El odio se justifica en causas tales como raza, religión, nacionalidad o ideas políticas. 

Estos mensajes se multiplican y amplifican todos los días. Los niños que utilizan las redes sociales están expuestos a ellos ya su poder de convencimiento, sobre todo si los padres no han promovido un uso responsable de las nuevas tecnologías. Los niños se convierten en incitadores al odio, lo que se conoce como trolls o háteres. 

Ciberacoso escolar o ciberbullying 

Los niños comparten contenidos privados de otros niños sometiéndolos al ciberacoso escolar o ciberbullying. El acoso escolar ha existido siempre, pero ahora con los niños y las redes sociales crecen las posibilidades de humillar y hostigar a la víctima de forma masiva. 

Las burlas y el odio que se desata entre quienes comentan y comparten las publicaciones puede llevar a la víctima a situaciones de estrés, ansiedad y depresión. El ciberacoso escolar puede tener consecuencias serias para su estabilidad, e incluso su vida. 

  "Las redes sociales cada vez atrapan más la atención y la participación de los niños. Los padres tenemos la responsabilidad de establecer las normas de uso y supervisar la actuación de nuestros hijos" 

Sexting 

Un adulto, que probablemente se hace pasar por un menor, manipula al niño para que envíe fotografías o vídeos con poses seductoras, o incluso sin ropa. 

El material puede entonces ser divulgado de forma masiva e incontrolada a través de correos electrónicos o de mensajería digital, por lo que el niño autor del contenido queda expuesto a grandes riesgos. 

Grooming 

Un adulto desarrolla un conjunto de estrategias para obtener aprobaciones, e incluso acercamientos, de carácter sexual. A partir de un acercamiento lleno de empatía y engaños, el depredador obtiene primero las imágenes comprometedoras de los niños. .

Luego, mediante un chantaje cruel, amenazas y manipulaciones, pretende conseguir el encuentro con el niño. El grooming es el inicio de situaciones como acoso sexual, abuso sexual y pornografía infantil. 

Sextorsió

Cuando circula masivamente un material que muestra a un niño en una actitud erótica, puede llegar a manos de un adulto que toma las fotografías o el vídeo, ubica al niño y lo extorsiona. 

La sextorsión es un delito cada vez más común. El extorsionador chantajea al niño con publicar el contenido a través de las redes sociales. Lo pulsa para que envíe más material. Sólo hace falta que haya este tipo de material y que llegue a manos de personas sin escrúpulos. 

Consideraciones para los padres a la hora de tratar a los niños y las redes sociales 

Los padres, en el siglo XXI, no podemos ser indiferentes o permanecer ignorantes cuando nuestros niños utilizan las redes sociales. Nos corresponde estar atentos y dar las normas básicas para su comportamiento, número de horas y horarios de uso de estos espacios. 

Los niños que utilizan redes sociales deben saber que está prohibido compartir contenidos o informaciones privadas que no mostrarían los padres. Tampoco pueden hacerlo con contenidos de otros niños. 

Por último, los niños deben aprender a valorar su privacidad e intimidad. Lo mejor es que los niños sólo entablen amistades virtuales con otros que efectivamente sean amigos de la vida real. 



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